jueves, 8 de noviembre de 2007

Una anciana mandaba dinero a un amigo misionero, pero se lo quedaba el director de su oficina bancaria


Que los bancos nos roban con la hipoteca está mas que claro. ¡Cómo no lo van a hacer, si hasta son capaces de lo siguiente!:

La Audiencia Provincial juzgó ayer a J. S. B., un palentino que entre los años 2000 y 2005 ostentaba el cargo de director de una oficina de Caja España en la capital palentina y que, tal y como reconoció ayer, se quedó con el dinero que una de sus clientes le encargó enviar a un sacerdote en misiones en África.

La historia que se escuchó ayer en la Audiencia es rocambolesca y parece comenzar cuando P. J. L., la denunciante, se encomendó a J. S. B. en el año 2000 para que le ayudase a encontrar a un misionero, amigo de la infancia, al que quería ayudar económicamente en su labor pastoral.

El director de la oficina, al fracasar en su intento de encontrar al misionero, decidió hacerse pasar por él. Así envió una carta a la anciana reseñándole un número de cuenta en el que podía hacer el ingreso de sus donativos.

Lo suplantó durante más de cinco años

Durante los siguientes cinco años se repitió el mismo esquema. La anciana mandaba dinero, a veces cantidades pequeñas de 900, 1.200 o 2.000 euros, y otras más grandes que pudieron llegar hasta los 30.000; el falso misionero le escribía una carta agradeciéndole el ingreso y pidiendo más dinero; se la daba a la denunciante y ésta le decía al director del banco que preparase otro ingreso. Así una y otra vez.

En ese tiempo, P. J. L. recibió cartas de Pakistán, Afganistán, India, Etiopía... en las que igual le pedía dinero para medicinas que para hacer viajes a zonas necesitadas. Su descaro le permitió pedir fondos a la anciana para construir un hospital de campaña, comprar una ambulancia e incluso para salvar la vida a tres vírgenes.

Durante esos años, la anciana no sospechó nada. Sin embargo, el osado director de banca cometió un error y le habló en una carta de una enfermedad. Esto preocupó a la demandante que pidió a una sobrina que localizase al misionero para interesarse por su salud.

Cuando llamó a Médicos Mundi (organización para la que supuestamente trabajaba el misionero) y le dijeron que el sacerdote no sólo había abandonado las labores misioneras, sino que había muerto en 1996, se destapó el engaño.

Una estafa millonaria

La defensa, el fiscal y la acusación particular no se ponen de acuerdo sobre cuánto dinero se ha apropiado J. S. B. durante el tiempo que mantuvo en pie la farsa. El acusado reconoce que "ocho millones de pesetas", el fiscal da por buena una cifra cercana a los 84.000 euros y la acusación particular sube hasta los 272.295 euros.

El Fiscal acusa al director de esta sucursal bancaria de un delito continuado de estafa y falsedad en documento privado y, tras aceptar dos eximentes, solicita para él una pena de tres años de cárcel y una multa de 10 meses a razón de 10 euros diarios. Asimismo, exige que se indemnice a la víctima con 84.000 euros.

La acusación particular solicita un total de 22 años de prisión por diversos delitos: estafa, falsificación en documento privado, violaicón de correspondencia privada, amenazas. Solicita además una indemnización de 272.941 euros para P. J. L.

El acusado, que aseguró ayer estar "arrepentido", acepta ser culpable de un delito de apropiación indebida, castigado con pena de seis meses. Además, se ha comprometido a restituir el dinero.

La causa quedó vista para sentencia.

visto en: 20minutos.es

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